SOBRE MÍ

Soy Ana Luzón, técnico en nutrición, entrenadora personal y especialista en salud femenina.
Pero lo que realmente define mi trabajo no es solo lo que he estudiado, sino lo que he vivido y elegido transformar.

Durante casi 20 años trabajé en el mundo de la empresa. Vivía a otro ritmo: productividad, exigencia, resultados. Desde fuera parecía que todo iba bien. Pero por dentro… algo no encajaba. Me sentía desconectada de mí misma, de mis ritmos, de mis necesidades.

También con mi cuerpo y con la comida libraba una batalla silenciosa. Había aprendido que cuidarse era sinónimo de control: seguir la dieta al pie de la letra, entrenar cada día sí o sí, evitar “calorías vacías”, compensar cada exceso, planear mi vida social según lo que podía o no podía comer.

Y aunque lo llamaba “vida saludable”, en realidad vivía atrapada.

Así llegué a la nutrición. Al principio buscando hacerlo mejor. Pero lo que empezó como un intento de perfección se convirtió en un viaje profundo de reconexión. Con mi cuerpo. Con mi historia. Con lo que de verdad significa cuidarse.

El clic definitivo llegó en unas vacaciones en Italia, en 2023. Paseando con mi hijo, intentando decidir dónde cenar, me soltó con toda su inocencia:

“Yo prefiero aquel restaurante… pero cenamos donde tú quieras. Donde te cause menos estrés.”

Me quedé helada. Mi malestar ya no solo me afectaba a mí. También estaba marcando la relación con los que más quiero.

Ese día entendí que no hay salud sin salud mental. Que cuidarse no puede doler. Y que la cultura de dieta, aunque se disfrace de bienestar, nos aleja de la vida que queremos vivir.

Hoy acompaño a mujeres que están cansadas de vivir a dieta, atrapadas entre el control, la culpa y los “debería”. Mujeres que han hecho mil intentos, pero que sienten que cuidarse se ha vuelto agotador.

Les ayudo a construir una relación más libre, sostenible y real con la comida, el cuerpo y el autocuidado.

Porque creo, de verdad, que hay otra forma de cuidarse.
Más amable. Más libre. Más tuya.

Dos mil catorce fue el año de inflexión, cansada de no conseguir resultados, decidí ponerme en manos de un entrenadora on-line, empezaba a despegar el entrenamiento de fuerza entre las mujeres. En un año conseguí un cambio bastante sustancial, pero no terminaba de estar contenta, me sentía muy cansada y empezaba a verme estancada, tenía una anemia bastante seria y empezaba a tener mucho problemas gastrointestinales.

Durante todos aquellos años leí mucho sobre nutrición y entrenamiento, lo que en aquella época había disponible, Sport Life, Cuerpo y Mente…, no teníamos internet. Yo creía que hacia lo correcto y que era mi cuerpo el que no respondía, mi genética… Cambié de entrenadora, esta vez, además de pautarme el entrenamiento, también me hacía la dieta. Aquí fue cuando realmente conseguí un cambio en mi composición corporal, pero sobretodo en mi mente y respecto a la comida… pasé de comer como un pajarito, evitando los HC, las grasas y sin ingerir apenas proteína… a comer lo que necesitaba.

Así empecé a formarme en entrenamiento y nutrición y a desaprender todos los mitos que tenía en la cabeza. Dejó de ser un medio para obtener un fin. El foco pasó de la cantidad a la calidad. Ya no era solo una cuestión de estética sino de salud.

Han sido años de mucho trabajo y aprendizaje, aquello que empezó siendo un hobby y una lucha constante contra mi cuerpo, se ha convertido en una pasión. A través de mi conocimiento y experiencia, quiero ayudar a miles de mujeres que a diario luchan para compaginar una vida profesional, familiar y social, cada vez más exigente, con verse y sentirse bien. A pesar de que hoy disponemos de más información y más accesible , es tanta y tan contradictoria, que se siguen cometiendo los mismos errores… A la industria le interesa hacerlo difícil pero yo cada vez lo veo más fácil.

No necesitas invertir 2 horas al día, ni entrenar 7 días a la semana, ni estar a dieta toda la vida para mantener un peso saludable y verte bien en el espejo. Lo que realmente necesitas es un cambio de hábitos que te permita integrar las nuevas pautas en tu nuevo estilo de vida saludable.

No importa tu punto de partida, todas tenemos el mismo potencial, lo que importa es a dónde quieres llegar, y si realmente estás dispuesta a comprometerte con ello

Es habitual escuchar alimentación y nutrición como sinónimos, sin embargo no son lo mismo. Aunque los seres humanos hacemos las dos cosas, solamente tenemos control sobre una de ellas: la alimentación.

La alimentación es un acto voluntario y consciente, nosotros decidimos qué, cómo y cuándo comemos. Es un acto educable, podemos cambiarlo y adaptarlo según las necesidades. Pero puede ser realmente difícil conseguir un cambio en nuestra alimentación.

Sin darnos cuenta, nos dejamos influir por el entorno en el que vivimos. En la infancia imitamos lo que vemos en nuestros mayores de referencia y según vamos creciendo reproducimos lo que hacen los familiares, amigos y compañeros, lo que vemos en los medios, en las redes sociales, en los supermercados o en los anuncios.

¿De verdad te crees más libre por dar rienda suelta a tu apetito?

Mientras que el número de nutrientes que necesitamos es algo superior a cincuenta (proteínas, hidratos de carbono, grasas, vitaminas y minerales), los alimentos y productos alimentarios que los contienen se pueden contar por miles. 

Los aspectos emocionales, sociales y culturales de la comida son tan importantes para nuestro bienestar como los nutricionales. Es un gran error pensar que alimentación, salud y felicidad están en conflicto. El disfrute de la gastronomía no está necesariamente asociado a grandes banquetes y complejas preparaciones culinarias, al igual que una dieta saludable no debe caracterizarse por una lista de alimentos prohibidos y aburridos, ni implicar renunciar a todo lo que nos gusta.

“Aquellos que piensen que no tiene tiempo para una alimentación saludable, tarde o temprano encontrarán tiempo para la enfermedad”

El acto de nutrirse es involuntario e inconsciente. Nuestras células transforman, incorporan y eliminan las sustancias provenientes de los alimentos para cubrir nuestras necesidades energéticas, formar y renovar las propias estructuras orgánicas (tejidos, mucosas, huesos…) y protegernos a través de nuestro sistema inmune.

Ahora podemos ver que la alimentación además de calmar el hambre y el apetito, de proporcionarnos placer, y ser una señal cultural y familiar, nos proporciona los nutrientes necesarios para cubrir nuestras necesidades vitales.

¿Estás atendiendo a tus necesidades?

“No tienes el cuerpo que deseas, sino el cuerpo que necesitas. Intenta comprender tu necesidad, y tu cuerpo ya no tendrá necesidad de llevarla en sus formas”

Si has llegado hasta aquí puede que sea por alguno de estos motivos:

El «para qué” hacemos las cosas marca la diferencia en los resultados.

¿Cómo te cuidas?¿ Lo haces para ti o porque la sociedad te lo impone? ¿Buscas el recurso rápido o deseas ir dando pasos de manera coherente? ¿Improvisas sobre la marcha o quieres construir algo sólido?

He pasado muchísimos años buscando mi bienestar a base de experimentar y errar, he hecho cientos de cosas sin sentido hasta llegar a un punto de coherencia necesario para seguir avanzando. Todo eso forma parte de mí, no deseo borrarlo, pero si a ti te apetece empezar construyendo unos cimientos sólidos y ahórrate algo de tiempo, y frustración, podemos empezar a trabajar juntas.

Déjame que te haga unas preguntas:

Me considero una luchadora, intento ayudar a «mis mujeres» sin rendirme, continúo aprendiendo y formándome para acompañarlas en el camino hacia su mejor versión.

Sea cual tu situación, puedo ayudarte!